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MAS DE 100 MOTIVOS PARA ESTAR VIVOS

La EP y Yo.- Diario de una amistad no deseada.

El autor de este diario soy yo, Vicent Ibañez y Mas ( Vicent Marro i Xest ) de Benissa, y afectado por la enfermedad de Parkinson.
Haré esto porque soy un exhibicionista?.
No, creo que el entretenimiento intel•lectual, y el placer de hacer lo que a mí me gusta, leer, escribir, será una terapia para luchar, o mejor, para convivir con el enfermedad de Parkinson, y que en lo sucesivo llamaremos EP.
Te invito a seguirme en mi recorrido vital.
Intentaré ser, ameno, práctico y veraz.
No sere lacrimógeno y morboso.
Pretendo ofrecer un espacio de reflexión serio, lo cual no quiere decir, que no vaya a poner todo mi interés para hacer pasar una bueno rato a mis seguidores.
Cualquiera critica será agradecida.
Que os divirtais.

(Para la lectura de este Diario, se tendrá en cuenta que cada entrada es un capitulo, y que las mismas están ordenadas de antigua al actual, siendo el actual la primera que se visualiza).

sábado, 24 de julio de 2010

TERCERO - La EP y YO.- Dr. House.

Dr. House, ¿como estamos?

Ese fue el saludo que durante más de un año me dedicó Manolo Ivars "Bigot", por la mañana, cuando yo llegaba al trabajo.

Yo iba cojo. Antes para ir algún lugar, cogía carrerilla, y me ponía a un galope ligero.

Don prisas?. Don nervioso?.

Antes del verano de 2005, se cumplieron dos de los sueños mas queridos por los míos.

El primero el de Sari. Una nueva cocina, luminosa, ancha, donde además de hacer sus magníficas comidas y no menos magníficos postres, tuviéramos una mesa bastante grande, donde sentarnos nosotros y los que pudieran visitarnos, para comer y hacer la tertulia si se terciaba.


El segundo, el de María José y Artur. La piscina era una cantinela cada verano. Pues bien, haciendo malabares económicos, y claro, no desagradándome nada a míal contrario, gustándome un montón, empezamos a primeros de marzo la obra.


Los que me conocen saben que no se hacer las cosas a medias. Me implico al cien por ciento, y eso puede estar bien y puede estar mal.

Y en esta obra, como no, cada tarde y hasta las tantas, me dedicaba a organizar, limpiar, recoger, y yo que se cuantas cosas mas, para que cuando vinieran los obreros el día siguiente, una parte del trabajo estuviere hecho.

Durante esas semanas, me divertí, el diseño del espacio que ocuparía la piscina, y la nueva ubicación de la entrada, las jardineras …, la coordinación, obreros., fontanero, electricista y cerrajero.

Que subidon.

La verdad es que el diseño y la visualización de las ideas que hierven en mi cabeza, me producen,incluso hoy, una gran satisfacción. Y como no, mucho mas, poderlas llevar a cabo, poder hacer realidad lo que ya he visto antes con los ojos cerrados.

La obra se acaba, aproximadamente, a primeros de mayo.


Un día sentí que algo dentro mío se rompía. Fue una sensación. Nada de dolor u otro síntoma. Fue como la ruptura de una cuerda que estaba tensada. Si ese sería el ejemplo . Una cuerda muy tensada, que sin motivo, rompe y se produce uno, me voy, vuelvo, me voy, vuelvo. Si, como una ola en la arena de la playa.


Los viajes a Benigembla o Benidoleig, o de vuelta a mi casa, se volvieren un pequeño calvario. Nuestros viajes periódicos a Lérida, donde nuestros amigos Núria y Josep, nos esperan para hacer un viaje a cualquier punto de la geografía de Lérida, en especial al pirineos de Lérida, eran un martirio.

Cualquier viaje, era para mí una tortura. No encontraba la posición al sentando del coche. Quien me lo iba a decir a mi. Yo que era capaz de hacer 1.000 kts. en un día, por las carreteras del España de los años 70 y 80.

Al principio, cuando bajaba del coche, mi pierna izquierda me molestaba un poco, conforme fue pasando el tiempo, el dolor era permanente, un dolor en la articulación del cadera-pierna y un ruido extraño en la rodilla.

Hospital de La Pedrera, traumatólogo, radiografía, y vuelve a empezar.

Infiltraciones de cortisona.

Creo que se agotaron todas las opciones, por lo que, una frase recordada después, y que en aquel momento fue. “No hay nada motor en los síntomas, sigue con el tratamiento, pero deberemos ir pensando que el asunto tiene que ver con algo neurológico.

Y para nada se equivocaba.

Y no se equivocaba, después de no se cuantas visitas, pruebas y tratamiento, encontró otra explicación.

Y durante todo ese tiempo, el ¡Dr. House, ¿como estamos?!, fue el saludo que Manolo "Bigot" me dedicó, cada día, cuanto yo llegaba al trabajo.

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